Agresividad

Cuando un niño es incapaz de dominar su frustración, desacuerdo, enojo y mal genio produce una emoción negativa provocando un daño físico o psíquico intencional a la persona u objeto que la generó.
Un comportamiento excesivamente agresivo en la infancia predice no solo la manifestación de agresividad durante la adolescencia y la edad adulta, sino la existencia de una mayor probabilidad de fracaso académico y de la existencia de otras patologías psicológicas durante la edad adulta, debido fundamentalmente alas dificultades que estos niños encuentran en socializarse y adaptarse a su propio ambiente .
Esta agresividad puede realizarse de forma directa o indirecta:
- La agresividad directa hecha mediante una acción física como pegar, empujar, morder; o una acción verbal, por medio de insultos, maldecir, decir groserías.
- La agresividad indirecta se manifiesta cuando el niño daña objetos o pertenencias de la persona a quien quiere agredir; o contenida cuando el niño hace muecas, grita o murmura su frustración.
La agresividad se genera por diversos motivos:
- Imitación: Los niños imitan conductas agresivas que ven.
- Padres permisivos: Una educación poco exigente fomenta conductas agresivas porque el niño crece creyendo que es dueño del mundo y tiene derecho a hacer lo que desee sin tener en cuenta a los demás.
- Carencias afectivas: Si el niño no se siente querido puede tratar de llamar la atención mediante el único recurso que le queda; las conductas agresivas.
- Relaciones deterioradas en la familia: genera tensiones que pueden inducir al niño a comportarse agresivamente porque el niño vive en un ambiente conflictivo.